martes, 30 de diciembre de 2008

¿Quién sabe?

Se acabó el 2008, bienvenido 2009.

...quizás nos veamos pronto
quizás en las horas crepusculares
o cuando sus violáceos colores
de cuentos de hadas
hayan dejado paso a la luna
...quién sabe?

a lo mejor quiera llamarte
puede q no pueda hablarte
puede que quiera
y tal vez no pueda
porque algo intangible como los sueños
quiera que no suceda

a lo mejor te llamo
y quizás nadie conteste
"dónde te has metido?"
puede que en los sueños
de los que no soy dueño
en la remota oscuridad escondidos
en la inalcanzable nostalgia perdidos
en la gris melancolía
cuando nada se sabía
quién sabe?

algo o tal vez alguien
nos eche de menos
pero nada ni nadie
nos lo podrá decir
tal vez la fría noche cargada de estrellas
de aquellas que nos hicieron mella
q iluminan con su luz muerta y azulada
esas escenas de cuentos de hadas
sombras q nunca podran apreciarlas
...como nosotros...quién sabe?


Uno de los grandes temas del señor Ferreiro, por no decir el hit por excelencia, Turnedo. En el video Ferreiro hace una pequeña introducción del tema, explicándolo, para posteriormente interpretarlo en directo. Tremenda canción.


jueves, 11 de diciembre de 2008

EL EQUILIBRIO


El equilibrio

Esa palabra tan desconocida, y a la vez tan conocida por todos. Bonita palabra, el objetivo que todos buscamos. Fea palabra, el objetivo que nadie es capaz de conseguir. Esa palabra que está justo en el punto medio entre lo desconocido y lo conocido, entre lo bonito y lo feo. No está ni en un lado ni en otro. Ni es una cosa ni es la otra. Es exactamente el punto donde lo bonito se convierte en feo. Un lugar conflictivo en modo sumo, al que es difícil, peligroso y tentador el querer aproximarse. El punto donde lo bueno puede llegar a ser un conflicto.

Cabría decir por tanto que el equilibrio es CERO, donde lo negativo pasa a ser positivo, o al revés. Un solo número (o sólo un concepto) entre la infinidad de los números contables, naturales, racionales, fraccionarios, irracionales, complejos, decimales, y sobre todo, negativos y positivos. Un solo estado entre el interminable mundo de todo lo existente, el infinito.
Siguiendo con la analogía del cero, podemos afirmar que el equilibrio es un estado en el que ni se siente, ni se padece. El cero es la ausencia de sentimientos, la ausencia de cualquier objeto o cosa. La NADA por antonomasia. ¿Por qué entonces lo buscamos con tanto ahínco? Me atrevería a decir que el equilibrio no es el objetivo, sino el camino. No nos gustan los finales, nos gusta pensar en alcanzarlos, pero no el momento de la cima. Y es que, normalmente, las expectativas siempre son superiores a lo que encontramos realmente. Exacto, una decepción tras otra, siendo exagerados.

¿Existe el equilibrio? Es evidente que sí. Todo, en algún momento, se encuentra en una situación en la que ni sube, ni baja. La balanza presenta la misma cantidad en cada uno de sus brazos. Aunque claro, ese instante es fugaz, y después no te quedará más remedio que sentir frío o calor.
El mundo está lleno de dualidades, de machihembrados. Sin ellos, el equilibrio no sería posible. Y con ellos, el equilibrio es imposible. La luz y la oscuridad, lo bueno y lo malo, el hombre y la mujer. El amor y el odio. El agua y el fuego. Ni con ellas ni sin ellas. Nos pasamos la vida buscando uno de ellos, y rechazando el otro, o viceversa en cualquier momento. Es obvio que cualquier cosa tangible o intangible sin su opuesto jamás podría llegar a equilibrarse. ¿Con qué si no? Es de esta manera como el equilibrio se convierte en un fruto directo de las dualidades de la existencia, real o abstracta, viva o inerte.

Nosotros mismos somos un ejemplo de equilibrio. ¿De qué estamos compuestos? ¿No es evidente que somos materia en equilibrio? El vértigo de pensar cómo es posible que existamos es enorme, y casi te dan ganas de tirarte al vacío.
Nos vemos como unidades indivisibles, pero si somos capaces de mirar en nuestro interior nos daremos cuenta de que somos un conjunto de órganos que se agrupan formando un perfecto equipo en equilibrio.
Si miramos más profundamente, y analizamos nuestros componentes básicos, veremos que están formados por pequeñas partículas indivisibles que por alguna extraña razón han decidido permanecer juntas, los átomos. Y es aquí donde realmente está la gracia. Los electrones y los protones, que parecen girar de una forma caótica, están continuamente compensando sus cargas opuestas, sumando sus fuerzas para que el resultado de las mismas sea CERO. El equilibrio.

La naturaleza está en equilibrio, pero sin dejar de estar quieta. Es lo que podemos llamar equilibrio inestable. ¿Cómo si no podemos observar el cielo, cambiando de tonalidades desde que el sol se levanta hasta que se acuesta? Los mismos colores se presentan en una absoluta armonía, sin ninguna distorsión, dando muestra del equilibrio existente en el universo. El agua del mar y el murmullo eterno de las olas. Cualquier acontecimiento banal y diario al que no prestamos atención. ¿De dónde sale este equilibrio? ¿De dónde salen las dualidades que nos guían hacía él?
En cualquier caso es maravilloso, y yo seguiré buscándolo eternamente, a pesar de que soy géminis. Y los géminis no tenemos mucha idea de dualidades extrañas…


La canción inevitable del día no es otra que El equilibrio es imposible, Los piratas.
Si cada vez que vienes me convences, me abrazas y me hablas de los dos..y yo siento que no voy, que el equilibrio es imposible cuando vienes y me hablas de nosotros dos. No te diré que no, yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo...Preciosa, de verdad.

sábado, 6 de diciembre de 2008

OSCURO

OSCURO

El dia esta gris y mi alma se entristece
mientras el dia pasa y los minutos crecen
mi pecho se encoge y la luna aparece
sonidos nocturnos y turbios me mecen
con el bosque desesperado y gritando
gritos que me estremecen.

los colores me envuelven
el viento me hace girar
y en este mundo de fantasia
me pongo a gritar
gritos que se pierden
en el infinito de la oscuridad

no hay sueños sin ilusion
ni fantasias sin decepcion
y es en este lugar
donde me invade la soledad

las hojas bailan y el viento me habla
"donde estabas cuando me ahogaba?"
y en este mundo de fantasia
me pongo a gritar
mientras intento respirar

el crepusculo grita
y tu rostro mojado se ilumina
por el llanto de la luz estrellada
y entonces te pregunto
"donde estabas cuando me ahogaba?"
y en este mundo de fantasia y sueño
me pongo a gritar
hasta que consigo despertar.


Facto delafé y las flores. Sentimiento y poesía hecha canción mediante música fusionada, combinando pop-rock con rap y toques electrónicos.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Dudando entre. Capítulo6. Desenlace.

Recorrieron las apagadas calles del casco histórico a bordo de un taxi conducido por un rumano que, gracias a dos, a esas horas no tenía muchas ganas de hablar. Eso, o que no tenía un gran dominio de nuestro idioma.
La gente empezaba a retirarse a sus casas, algunos con aspecto no demasiado alentador. Salieron de la zona de marcha, y tras unos minutos dirigiéndose a la costa, llegaron a su casa.
Pagaron al taxista, que se esfumó chirriando ruedas como si realmente tuviera prisa. Se encaminaron al portal, abrió, y se introdujeron en el ascensor. Durante el breve trayecto se miraron a los ojos, respirando tensión, anhelos, deseos. Ansiosos, los dos esperaban expectantes a que sucediera algo, y entonces se abrió la puerta.
Entraron en la casa, y se dirigieron al final del pasillo, que desembocaba en la amplia estancia que él utilizaba como salón. Cogió unas velas aromáticas, e iluminó la estancia levemente, provocando un baile de sombras. Sombras oscuras sobre sombras tenues. A continuación se dirigió al mueble bar, aquel que había abierto hacia unas horas para servirse el primer refrigerio.
-¿Te importa que me ponga cómoda?
-Estás en tu casa. Puedes pasar a la habitación. Es esa de ahí. En el armario encontrarás camisetas limpias.
La chica entró a la habitación, se desvistió dejando su ropa en la silla que vio libre, y con la ropa interior como única vestimenta, fue hasta el armario para ponerse una camiseta dos tallas más grande que la suya. Mientras tanto, él ponía las últimas copas de la noche, y ponía en funcionamiento el reproductor. Música variada.
Se sentaron en el sofá, uno al lado del otro.
-Dime una cosa, ¿Ahora mismo, aquí conmigo, eres feliz?-preguntó ella.
-Esto es lo más cerca que estoy de ser feliz, teniendo en cuenta que sólo somos felices cuando soñamos con la felicidad. Preferimos la cacería a lo que cazamos. Cuando conseguimos algo, dejamos de quererlo, y deja de ser el objeto de deseo. Así que la respuesta es que ahora soy feliz. Mañana tendré que fantasear con otra cosa que no seas tú para volver a ser feliz. O con otra cosa sobre ti.
-Entiendo. El truco está en no conseguir nunca lo que queremos, para mantener viva la llama de la fantasía, ¿no? Una búsqueda eterna de lo anhelado.
-Parece difícil de entender, pero es la única manera de que nos podamos sentir vivos.
-¿Sabes qué es lo que deseo ahora? –los ojos le brillaban a la luz de las velas, y las sombras de sus cabellos se movían sobre la camiseta. Sus labios, entreabiertos, esperaban impacientes, brillantes por el gintonic.
-¿Aparte de terminarte la copa?
La chica lo miró intensamente, las pupilas dilatadas por la penumbra. Mirar en ellas era como asomarse a un pozo sin fondo. No respondió a la pregunta que él había formulado. Se levantó para volver a sentarse sobre las piernas de él y entonces empezó a desvestirlo con delicadeza, a besarlo, mientras él se dejaba mansamente, y correspondía con sus labios y con sus caricias.
Las copas quedaron abandonadas a su suerte, tristemente inacabadas.
La cogió de la mano, y se dirigieron a la habitación. Ella se tumbó boca arriba, y él se puso encima, quitándole la camiseta. Recorrió su cuerpo con besos, y al llegar abajo le quitó las braguitas con dulzura, mientras ella levantaba las piernas.
Entonces se abandonaron al antiguo arte de amarse y el tiempo se detuvo. La magia de lo inevitable apareció, las palomas salieron de la chistera, y los dos cuerpos se fusionaron mientras las venas de ambos se entrelazaban y sus almas parecían mezclarse.
Se olvidó de todo, del cielo y de la tierra, de quién era en esos momentos de su vida, de dónde estaba. Sólo recuerda que la última vez que tuvo los ojos abiertos vio la luz a través de las rendijas, y que vio a la chica dormir plácidamente a su lado, agotada después de una larga noche. Entonces sus ojos se despidieron, y se sumieron en la oscuridad de los sueños que nunca terminan.

Volvió a respirar profundamente, y volvió a la realidad del presente, apoyado en la barandilla de acero, observando el infinito, la mirada perdida en el eterno horizonte. El sol empezaba a calentar, pero la brisa del océano amortiguaba el efecto, provocando una sensación incierta, pero agradable. Las gaviotas seguían chillando sobre el agua, incansables, y las olas del mar rugían, rompiéndose una y otra vez contra las rocas. Las nubes corrían en el azul del cielo, empujadas por el viento.
Unos brazos le rodearon, alejándolo de sus ensoñaciones y de su abstracción, y un breve aroma lo envolvió. Se giró, y se encontró de nuevo frente a ella, frente a sus ojos impenetrables, profundos. Alegres, amables.
-Todavía no me has dicho como te llamas…-dijo ella.
-Tampoco lo has hecho tú, ¿Cuál es tu nombre?
-Me llamo Esperanza.
En ese momento escucharon como se abría la puerta de entrada de la vivienda, y pasados unos segundos, una cabeza femenina asomó por la puerta de la habitación.
-¡Helena!-exclamó él.
Y por supuesto, cuando una puerta se abre en algún sitio, hay otra que se cierra, tal vez para siempre. Y es que el equilibrio es imposible, y a la vez, necesario.



Escribo sobre ti desde hace mucho, incluso antes de conocerte, y si no te veo aquí, te veré en mis sueños....tengo mi tristeza siempre ahí, escondida poniéndose guapa y cuento con ella pa q me sepa guiar, mas alla de ti, mas alla de mí...Tristeza, Ferreiro con la China. Preciosa.