viernes, 11 de diciembre de 2009

Mi primer amor

CAPÍTULO5. FIN

Aquel mes de septiembre de 1996 estuvimos dos semanas saliendo hasta que me volvió a dejar, sumiéndome de nuevo en mis densas tinieblas particulares.
Fue el sábado 28 de septiembre cuando nos volvimos a enrollar. No recuerdo como fueron aquellos besos, pero si recuerdo el día siguiente. Por la tarde, estábamos en Santa Marta, cuando llegó Ella y preguntó quién la acompañaba a misa. Era un poco rociera ella. Evidentemente, todos pasaron de Ella, menos uno.
Efectivamente, gilipollas de mí, que habría ido hasta el fin del mundo con ella y por ella.
Así que fuimos a misa, a esa iglesia que hay al lado del García Alix, donde tantas tardes nos reunimos el año anterior. Jamás volví a pisar ese edificio.
Después de darnos la paz, nos sentamos en un banco de la calle peatonal, esa calle cuyas paredes habíamos pintado.
Y aquella tarde de casi octubre del año 1996, estuvimos besándonos hasta que el sol se puso y el atardecer dio paso a la noche.
El sábado de dos semanas después me dijo que tenía que hablar conmigo, y por aquellos entonces, yo ya había deducido que esa recurrida frase no depara nada bueno.
Fue en el mismo banco donde nos besamos por primera vez, pero en otra zona de la plaza. Me besó, nos abrazamos, y todavía le pregunté si ese iba a ser nuestro último beso. Me dijo que esperaba que no, y así fue, aunque pasaron muchos meses. Y ese fue el hasta luego.
Desde entonces ha llovido mucho (o eso es lo que se dice), y han pasado muchas cosas en nuestras vidas, y también entre nosotros. Nos hemos besado muchas veces, aunque para mí no habrá nada como aquellos primeros besos.
También nos hemos acostado varias veces juntos, y aunque alguna vez estuvimos a punto de hacerlo, nunca hemos hecho el amor.
Durante muchos años fue la chica que mas deseé, y en muchos de mis momentos íntimos la recordaba. Pero nada es eterno, y como todo en la vida, se acaba.
Donde antes había por mi parte un gran fuego de pasión, se ha ido extinguiendo hasta quedar unas pequeñas brasas. Ni ella ni yo somos las personas que fuimos. Y aunque la sigo queriendo y siempre la querré, nunca será lo que fue.
Intentar recuperar aquello sería como romper la magia que un día hubo. Y eso nos deja con la única opción posible. El recuerdo, una maleta cerrada y muchos viajes por hacer.

Facto delafé y las flores azules, La Juani. Una canción optimista, con fuerza y con ganas de mirar hacía el futuro sin miedo. El relato de la lucha constante por alcanzar tus sueños y no rendirte en el intento. Me encantó la historia.

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