jueves, 2 de octubre de 2008

El destino

No creo en el destino, pero esta negación no es algo absoluto.
Díselo a esa gran cantidad de gente del tercer mundo, que mueren cada día sin tener nada que echarse a la boca, arrodillados por la impotencia de no poder tenerse en pie, y con los buitres acechando, esperando un desenlace inminente.
Díselo a las víctimas de las guerras, fruto del egoísmo, la avaricia y la desconfianza humana. Díselo cuando son violadas delante de sus hijos, antes de pegarles un tiro sin posibilidad de defensa alguna.
El mundo es un lugar cruel, brutal, y es una suerte cuando el destino se cruza en tu camino. Es una suerte poder tener destino, sin embargo, mucha gente no llega a poder disfrutarlo. Somos víctimas del azar, y al igual que la lotería, puedes esperar un destino si te toca el premio.

Si el azar quiere, seremos agraciados con la posibilidad de que el destino nos guíe.
Creo en el libre albedrío, y aunque en parte creo en el destino, creo que hay que salir a buscarlo, y eso sólo lo podemos hacer si somos capaces de elegir lo que buscamos. No hay que esperar a la suerte, hay que salir a por ella.

Es así como nos convertimos en dueños de nuestro destino, siendo éste una consecuencia del libre albedrío que nos gobierna a todos. Hay que luchar, y entonces él vendrá a tí.

Sin embargo, en ocasiones, el destino, o el azar, no lo sé, pone contra las cuerdas mi teoría de que encuentras lo que buscas. A veces sólo hay que esperar, y entonces lo que esperas viene hacía tí. Expondré ciertos casos que me han pasado a mí, y aprovecharé para recordarlos.

Hace ya más de once años que murió mi madre. Ella está enterrada en Murcia, y yo estoy en Valencia, así que son pocas las ocasiones en las que voy a verla. Normalmente voy en momentos tristes, cuando no encuentro lo que busco, y voy con el objeto de pedirle fuerzas para continuar. Pero pueden pasar años entre visita y visita.
Hace unos años fui a verla, y habían pasado años desde la última vez que había ido. Imaginaros cual fue mi sorpresa al leer un escrito en el que decía que los restos de mi madre, entre otros, iban a ser exhumados el día siguiente por falta de pago del nicho. ¿Qué me impulsó a ir ese día? ¿Y por qué me paré a leer una pequeña carta que había en un sitio en el cual no tenía porqué haber visto?
Al día siguiente hicimos efectivo el pago, y a día de hoy los restos de mi madre siguen reposando en paz.
Ni que decir tiene que preguntas me surgieron, sin embargo cabe la posibilidad de que únicamente fuera fruto de la casualidad.

Mi ex es de Calasparra, un pequeño pueblecito de Murcia, y este dato no tendría importancia, si no fuera porque mi madre nació allí, y creo que hay muy pocas chicas interesantes de Calasparra viviendo en Valencia, y que además se hayan cruzado conmigo. Teníamos también conocidos comunes y para mí fue algo sorprendente. Pero bueno, más tarde ella pensó que nuestros caminos no eran los mismos.

Pero lo que me ha hecho escribir esta entrada ha sido una consecuencia del post anterior, la ack de Murcia. Hace dos semanas escribía sobre ellos, y recordaba con nostalgia mi adolescencia graffitera. Pues bien, el viernes pasado fui a Murcia, a ver a Iván Ferreiro en Alhama. Fui con Julio, y cual fue mi sorpresa al encontrarnos al Josh, al Eddie...Después de unos cuantos años sin saber nada de ellos. El sábado el Josh celebraba su cumpleaños en Mestizo (Murcia), así que decidí pasarme por allí a ver a toda la peña. La verdad es que fue satisfactorio volver a saber de ellos, después de 9-10 años.

Además, el día 18 de Octubre hay una exposición de graffiti anual, y tuve el honor de ser invitado. No sé si me acordaré de coger un bote de pintura, pero lo intentaré.

¿Qué opináis, casualidad-azar o destino?
¿Iba buscando volver a pintar y la pintura ha venido por ello?
¿La pintura ha venido porque la estaba esperando?
En fín, aguardemos con emoción lo que la vida es capaz de ofrecernos, sea el destino o una simple casualidad.

Quique Gonzalez & Ivan Ferreiro - Vidas Cruzadas

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